Sin nada que hacer más que soportar la compañía de su invitado no deseado, Levi y el asesino, Sinjin, pasan algún tiempo en contacto con HGTV, bebidas de minibar, cuentos de Flannery O'Connor, terribles caramelos de San Valentín y la necesidad de mentir sobre sus trabajos.

Su noche da un giro inesperado cuando deciden disfrutar de su mutua atracción, y por la mañana Levi no sabe si ha pasado la noche con un asesino a sueldo o con un ingeniero hidráulico con una fantasía muy específica. De cualquier manera, los dos tienen suficiente química -dentro y fuera de la cama - que Levi no está seguro de que una noche con Sinjin sea suficiente.

Y un mensaje dejado en un caramelo sugiere que el sentimiento es mutuo.