OLI

No la conocía, ni que aspecto tenia, ni dónde estaba, pero sabía que mi compañera estaba allí. Y fue esa verdad que me hizo guardarme para ella. Solo ella. Si no podía entregarme por completo a mi pareja predestinada, ¿Qué clase de hombre digno era? 

Pero quedarme en la ciudad, escondido en lo profundo del bosque, no me traería a mi compañera. 

Tuve que ir a buscarla. 

Tuve que hacerla mía. 

Como una antigua niña de orfanato, nunca tuve una familia real, no tenía raíces. Siempre sentí que faltaba algo, así que trabajé duro para ayudar a los demás. Mi camioneta médica móvil era donde estaba mi pasión. Es como me aseguré de que nadie más se sintiera sin esperanza. 

Pero cuando entraron en mi furgoneta y mi seguridad se vio comprometida, fue un gran oso que vino a mi rescate. 

Oli dijo que yo era suya. 

Afirmó que era su compañera. 

Parecía seguro de eso con solo mirarme. Fue una locura, pero no pude negar el tiron que senti por él, la forma en que mi cuerpo ansiaba el suyo. 

Alejarlo no era una opción, no cuando siempre estaba allí, mirándome y asegurándome de que estaba protegida. Y fue esa necesidad dentro de mí, la que creció y me consumió, lo que finalmente me hizo rendirme. 

Pronto me di cuenta de que estar acoplada a un cambiaformas de osos significaba que el seria gruñón, protector, posesivo y que solo quería una cosa. 

A mi.