Marked
marzo 24, 2020
La vi a través de una pista de baile llena de gente. No sabía qué era lo que tenía, pero me atrapó, me poseyó.
Me obsesioné al instante.
Tenía que tenerla.
Me dejó tocarla, bailar con ella, moverme con ella. Pero eso no era suficiente.
No sabía su nombre, pero no la dejaría escapar.
Y parecía que el destino tenía planes para nosotros.
Un encuentro fortuito al día siguiente, un malentendido, hace que nuestros caminos se crucen una vez más. Podía actuar como si fuera indiferente hacia mí, pero vi la verdad. Lo vi en sus ojos, en la forma en que sus pupilas se dilataban, en su lenguaje corporal.
Y cuando nos juntáramos, sería explosivo, consumidor. Lo que ella no sabía, pero que pronto descubriría, era que yo la había marcado, la reclamaba.
Y una vez que la lamiera... seria mía.
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