Filthy Professor
enero 10, 2020
Cuando vi a Kaitlyn por primera vez, lo supe.
La quería.
Quería hacerle cosas sucias.
Y cuando descubrí cuan inocente era realmente, me emocioné aún más, porque sería capaz de enseñarle exactamente cómo usar esos deliciosos labios, esas pequeñas manos, ese cuerpo perfecto para complacerme.
No importaba que fuera mi estudiante.
No importaba que tuviéramos un código de ética.
No importaba que podría arruinarla para todos los demás.
La quería, e iba a tenerla.
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