Your mess is mine
mayo 27, 2019
No confío en las personas que siguen sus corazones. Los corazones son cosas peculiares. Son músculos necesarios que nos mantienen vivos bombeando sangre y oxígeno a nuestras venas. Los corazones también son obligatorios, a menudo nos vuelven tontos. Nos arrastran hacia otros con una fuerza que duele, arde y sacia a todos a la vez. Antes de que te des cuenta, esa masa de tejido ya no es tuya. Quizás el mío nunca fue. En mi caso, ese sorteo provino de un extraño que dejó mi corazón sintiéndose satisfecho y consumido. No esperaba pelear con ella por el último asiento de reserva en la ciudad de Nueva York. No pensaba dejarla meterse debajo de mi piel. O la forma en que su vulnerabilidad me destrozó y me obligó a cuidarla. Ella no planeaba dejarme presenciar su caos. Su corazón ansioso y mi mente perfeccionista permiten que las cosas se vuelvan complicadas. Y aunque no lo planeamos, nuestra interrupción de las vidas de los demás era exactamente lo que necesitábamos. A veces, el desorden es la parte más bella de la vida.
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